“Sigmund Freud se hizo famoso por decir que nuestro comportamiento está controlado, en gran medida, por fuerzas inconscientes y que la mente consciente no controla las cosas como se podría pensar. Freud básicamente tenía un modelo de la mente en tres partes. Estaba el id, el ello que contiene los deseos animales; estaba el super ego —el superyó—que se correspondería más o menos con el inconsciente; y en el medio de todo estaba el ego, el yo, el self”.
Analizando fríamente la situación se pudiese decir que: la influencia tiene dos direcciones interna y externa; la primera es como una mosquita que se para en diferentes partes del cuerpo y nos produce una sensación de asco, de escozor o de curiosidad, la segunda tiene otra connotación que se deriva de los elementos que producen dicha influencia y tienen diferentes aspectos, colores y aptitudes, las cuales se pueden originar en otro ser humano (bueno o malo), en una planta, un animal (una cucaracha, un tigre, un perro, una pereza, etc.), también puede venir de un objeto (un vehículo, una guitarra o una prenda de vestir).
Tenemos un caso universal, hay cinco continentes y cada uno cree en un dios diferente, esto se debe a influencias externas humanas, las cuales la gran mayoría ha acogido como verdaderas sin dudar y algunos han alimentado y hecho crecer esas teorías con influencias internas, muchas veces por miedo o por la flojera de no dudar. En muchas oportunidades este gran yo, choca con algunos yo externos y es allí donde podemos llegar a conclusiones propias gracias a la duda. Estamos rodeados de piedras, unas más duras que otras, pero, nuestra actitud es la única que las puede convertir en arena.
En una hermosa montaña, nace un rio que va creciendo a medida que baja por ella, llega a un sitio donde hace un calor intenso que, va evaporando su agua la cual sube a la atmósfera, condensándose en nubes que, al chocar unas con otras producen una copiosa lluvia mojando la montaña y volviendo a bajar por el mismo rio; es un ciclo que se repite constantemente, aquí como vemos se fusionan las influencias externas e internas, produciendo un fenómeno natural de provecho para la humanidad, si todos los yo y sus influencias actuaran igual las cosas fuesen diferentes.
Miguel Correa.

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