La vida es una cadena, donde a medida que transcurre se van uniendo los eslabones, algunos son brillantes otros no, nuestra misión es contagiar ese brillo a los otros, para hacer una cadena reluciente como el oro, que con suficiente estimulo llega a ser extraordinaria, un ideal muy importante y de mucha trascendencia en nuestra vida son los imperativos: impuestos o autoimpuestos, los cuales dependen en su gran mayoría del estado de ánimo; al nacer nuestros padres y demás familiares nos imponen una forma de vida, de comportamiento, entre otras y transcurrido el tiempo podemos cambiar esos patrones o continuar con ellos; nuestros máximos imperativos autoimpuestos deben ser:

1.- Soy un ser humano lleno de salud.

2.- Soy una persona de progreso y voy a triunfar.

3.- Debo ser humilde, tener fe y mucha sabiduría.

4.- No debo dañar a nadie, solo hacer el bien, ya que todo se regresa.

5.- Tengo que reproducirme y dejar un legado.

6.- Debo ser recordado como la mejor persona: el mejor hijo, el mejor padre, el mejor hermano y el mejor amigo.

Hay tres frases con un gran mensaje que expreso Immanuel Kant en una oportunidad, separadas tienen un significado especifico, pero juntas nos hacen reflexionar y concluir que somos personas importantes, con un cumulo de conocimientos que al usarlos llegamos a ser más grandes aun: “¿Qué puedo saber? ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo esperar?”

Saber, lo que aprendemos a lo largo de nuestras vidas.

Hacer, la práctica de lo aprendido.

Esperar, siempre lo mejor individual y colectivamente.

Miguel Correa.