Mantenía un dolor de cabeza que me estaba volviendo autómata, me tome un calmante, después otro, inmediatamente entre en un sueño profundo que me llevo hasta REM, allí fue donde entre a un mundo diferente, en el sueño me desperté dentro del metro, me tenía que bajar en una estación pero por motivos de aglomeración no pude bajarme, en la siguiente estación el único pasajero que bajo del tren fui yo, esto me extraño mas no le di importancia, sé que había varias salidas que se dividían en dos: izquierda y derecha, comencé a pensar, analizar y concluir: ¿Cuál me llamaba más la atención de todos los caminos que se abrían ante mis ojos, lo eche a suerte ¡Izquierda o derecha¡ pensé bueno esto es cuestión de humor presente en mi mente; en esa estación habían siete salidas que se convertían en catorce, pero había una con tres salidas, tome esa y me adentre por el centro de la misma, fue un camino largo así lo note o lo sentí no puedo definirlo con certeza, entraba y salía de diferentes aposentos unos pequeños otros grandes, se encendían luces diferentes en cada sitio, lo que me alteraba la retina y la cambiaba a muchos matices; también encontraba ropas azules, negras, blancas, las cuales tenía por obligación que colocarme para que se abrieran los caminos y poder continuar mi peregrinaje, por fin llegue al final, donde me pare y estimule por segunda vez mi cerebro ya que había otra entrada con dos salidas, esto me hizo pensar en cuarta velocidad y pensar izquierda o derecha; tome la derecha por ser más ancha, aquí comenzaron los acertijos, se encogía  y se ensanchaba, seguí adelante con ímpetu hasta que llegue a un sitio donde tuve que acostarme en el piso y reptar como una culebra, después de un largo trecho se agrando el lugar y pude pararme, para encontrar un gran ventanal.

Al asomarme por ese ventanal observe una inmensa montaña de arena donde mucha gente se lanzaba imitando el vuelo de las aves, al llegar al fondo después de desplazarse, reír y divertirse en la montaña antes descrita, se les presentaba un águila gigantesca como un dragón, los montaba en su lobo y los transportaba a la cima para que repitieran la misma operación, la misma rutina interminablemente, me causo risa, desconcierto y preocupación porque notaba que toda esa gente estaba alienada y conformada a esta rutina diaria sin querer cambiar ni dar por lo menos un paso extraño y diferente; me encontraba en este análisis cuando se abrió la ventana y sentí un gran empujón que me transporto a la cima de la montaña, súbitamente y sin consideración volví a ser empujado al fondo, di más vueltas que un trompo hasta llegar al fondo, no tuve la suerte de que el águila me subiera, se escurrió mucha arena y broto una escalera que cuando alce la mirada llegaba hasta la cima, por necesidad porque ya había llegado la noche comencé a subir, fui contando los escalones que llegaron a la cifra de 501 escalones, pero me sentía con energías de buscar una salida de aquella montaña, pero todo se fue tornando muy oscuro y el sueño me venció, cuando desperté estaba en mi cama, a mi lado ropas blancas, azules y negras, un juego de monopolio, un tobo de arena, una caja con pastillas y un colibrí volando alrededor de la arena.

El malestar de cabeza había desaparecido, solo mantenía mi pensamiento es este sueño tan extraño.

Miguel Correa.