Cuando el alma sueña el universo hace un guiño de ojo. Los sueños nos permiten continuar en la pelea ya que son la chispa que enciende las esperanzas y deseos que nos permiten optar por un mejor entorno de vida; dichos sueños producen un placer inmenso cuando ya son una realidad palpable; los sueños son heraldos que nos envía nuestra mente más profunda cuando nos ve flaquear, para activar nuevamente la fe en nuestro potencial humano.

Cada sueño cumplido es una antesala a un sueño mayor, es el aperitivo que estimula el hambre a una comida más sustanciosa, al nacer vamos observando nuestro entorno y allí comienzan los sueños: el deseo de hablar, el de caminar, el de crecer, el de amistad, el de amor y así sucesivamente van llegando a nuestra mente con mayor intensidad; estos sueños son un patrón de vida en todo ser que nace, con el tiempo se van profundizando y adquiriendo otro matiz: el sueño de una mejor calidad de vida, el de progreso, el de formar una familia y llegan otros de carácter material que son de mucha variedad en las diferentes personas, se presentan los sueños espirituales que muy pocas personas llevan a feliz término a causa de infinidad de factores que tienen distintas connotaciones en las personas que los experimentan.
Hay que dividir los sueños en: sueños dormidos y sueños despiertos. Los sueños dormidos son los que se originan en nuestra mente cuando estamos en estado REM, y como dijo Freud: “Los sueños son realizaciones disfrazadas de deseos reprimidos, son el primer eslabón de una serie de formaciones psíquicas cuyo valor es más teórico que práctico y nos pueden ayudar a explicar la génesis de las fobias, neurosis e ideas obsesivas; cada sueño se revela como una formación plena de sentido y son la realización de un deseo del soñador, incluso las pesadillas; aseguraba que todo sueño es interpretable, analizando cada una de las partes o imágenes que lo componen.”
Los sueños despiertos son los que expuse anteriormente y aunque muchos digan lo contrario, también se les puede denominar sueños, porque son deseos que se van formando en nuestro consciente y a su vez en nuestro subconsciente los cuales mantenemos en nuestra mente hasta que se hacen realidad y nos producen entera satisfacción, estos a diferencia de los sueños dormidos no son deseos reprimidos son se puede decir realidades, porque las soñamos sentados en nuestra cama, en un parque, comiendo, en el baño entre otros lugares y las mantenemos presentes hasta su realización, como dijo Martin Luther King: “Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas”.
Miguel Correa.

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