Hay un
bosque donde puedes dialogar con los fantasmas, golpear al viento y sentir sus
caricias, donde la lluvia te cubre sin mojarte, tienes la fortuna de dialogar
con algunos animales, crecer como un árbol, correr con las gacelas y los
tigres, cantar a dúo con los pájaros exóticos y montar sobre elefantes para ver
las copas de los arboles; cabalgar con los Mustang y reír con las hienas, es un
bosque enigmático donde la imaginación no tiene fin ni paredes que aminoren su
canto, experimentar la alegría de dar de comer al águila en nuestras manos, acaricio
las nubes y me coloco un sombrero con un trozo de ellas, se presenta ante mí un
rió tan cristalino que se ven los peces comiendo y dialogando en su fondo, un
venado se acerca y me sonríe porque un cocodrilo se estira para que el cruce el
rió hacia el otro extremo sobre su lomo, los arboles te saludan al pasar
mostrando y moviendo ramas y hojas con alegría; los paisajes son de una belleza
indescriptible que nos deja soñando en un futuro esplendoroso.
Pero ese
bosque está en mi mente y la entrada es un poco difícil de hallar, por momentos
creo encontrar la entrada y cuando ya casi entro, se cruzan mis pasos, se nubla
mi vista, la llave se escurre entre mis dedos perdiéndose en mis bolsillos y
otra vez debo comenzar mi búsqueda.
Muchos al
alcanzar la ancianidad, tendrán la dicha al entrar en el bosque de sentarse a
rememorar ese pasado en sus mentes y se marcara una sonrisa en sus labios o una
mueca; tendrán el deber de traspasar ese sentimiento, esas alegrías y esas
vivencias a su extensa descendencia para estimular en ellos las cosas buenas de
la vida.
Hay un
segundo bosque paralelo donde todos estamos con las manos abrazadas a la
espalda y con la cabeza baja mirando al piso, esperando ver reflejado allí un
milagro que nos lleve al otro bosque, algunos pasan su estadía en este bosque
apuntando con el índice a personas, animales, plantas y objetos; las miradas
aquí producen terror, el cruce de manos hace brotar chispas que se esparcen a
las cabezas vecinas, en este bosque mucha gente equivoca el camino y en vez de
tomar el vuelo directo hacia el futuro, que está en el otro bosque, se adentran
en la turbulencia y quedan en el limbo de la desesperanza, los sueños que
tienen se mezclan con los ajenos y se produce un choque en el tiempo que los
desvía del rumbo, se nota el dolor en sus voces quebradas, la brújula se torna
vibrante y muchos giran en reversa, sus mentes turbulentas los traicionan no le
son fieles a su consciente, su inconsciente los domina, los flagela, los somete
y los lleva al inframundo.
De la nada
queda una incógnita que también se convierte en nada, pero en este caso el de
los dos bosques: el real (que es el que vivimos) y el irreal que es el que en
verdad queremos, lo pensamos y creemos como algo fantasioso y que para llegar a
realidad tendríamos que visitar otro mundo o galaxia y encontrar allí ese
bosque, es el que nos han descrito hasta la saciedad en libros llamados
sagrados como la biblia, donde hay muchas historias fantásticas y de difícil creencia,
este don de crear historias fantásticas en nuestra mente y que en muchas
oportunidades las soñamos y llevamos a la realidad, es algo que nos pertenece y
que no puede ser erradicado de nuestros más voluminosos pensamientos ya que nos
idealiza y estimula las ganas de vivir, crear, inventar y estimular la vida en
otros.
Miguel Correa.
Fantasía, que puede llegar a realidad.
ResponderEliminarSiempre hay dos mentes.
ResponderEliminarSiempre esta presente en todo humano la dualidad, los dos deseos, los dos pensamientos, es por eso que tenemos órganos duplicados, como la visión, la audición, las dos manos para poder asir los objetos y los dos pies para desplazarse por el mundo.
ResponderEliminarExcelente articulo!
ResponderEliminarGracias¡
EliminarSiempre hay dos opciones para escoger.
ResponderEliminarAsí es¡
EliminarSiempre se nos presentan las dos opciones, la inteligencia esta en escoger la mejor.
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