Ya es costumbre arraigada, que no nos entendamos nosotros mismos, mucho menos podemos entender a nuestros semejantes, somos fanáticos acérrimos del coleccionismo mayormente de objetos inútiles que solo exaltan el ego y lo elevan a niveles incomprensibles por el intelecto vecino que nos rodea a diario, pienso que toda persona nota la inutilidad del coleccionismo al momento de su muerte y es cuando reacciona y se da cuenta que sus tesoros pasaran a otras manos que los apreciaran o no. La piel es hermosa sea de cualquier color al momento del nacimiento, tornándose lánguida, oscura y arrugada al momento de partir y es cuando se siente que los tesoros acumulados ya no son necesarios, ni podemos conservarlos.
Siempre debemos provocar o estimular una mirada hacia nosotros, es vital, ya que ella te hace importante, despierta en ti la curiosidad de conocer y saber a qué se debe la misma, te estimula a mejorar: tu figura, tu comportamiento, tu actitud, tus poses y tu atractivo, te hace un ser humano.
Las miradas te pueden hacer sentir prescindible o imprescindible, útil o inútil, ángel o demonio y sobretodo humano o inhumano. Con una mirada pueden incitarte a doblar las piernas y sentarte o erguirte y caminar con pasión. La mente divaga, sueña y se altera cuando el cuerpo recibe, siente y nota que lo miran, se acelera la adrenalina, la piel brilla intensamente y las feromonas se activan.
Miguel Correa.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares