Quimera Interminable
Me encontraba deleitándome con una música espectacular a mi entera satisfacción y saboreando un whisky exquisito, cuando apareciste con tu belleza exótica y deslumbrante, te posaste en el sofá, el sueño te domino, quedándote dormida, fue cuando me mostraste tu tesoro más preciado, lo cual altero mi celebración, me quede paralizado en mi asiento, encadenado a su estructura, con los ojos acalorados y en excesivo éxtasis ante un panorama tan deslumbrante, un tesoro tan deseado, te contorneabas y movías cadenciosamente, abrías y cerrabas tus piernas con voluptuosidad inquietante, tu fragancia altero mis neuronas que desde ese momento ya no fueron las mismas, yo no atinaba a moverme, no podía alejar mi mirada de tu tesoro tan precioso y permanecí allí, velando tu sueño y escuchando tu respiración, tu aroma cubría todo el ambiente, cuando escuche unas voces y una puerta que se abría, corrí a tapar tu hermosa virginidad con una sábana, te moviste y gemiste, yo por repuesta te dije arrópate que está haciendo frió y me fui a dormir sin dormir ya no lo pude hacer más con tranquilidad, la cual se encuentra alterada desde ese hermoso momento.
Transcurrió el inexorable tiempo que todo lo cubre y opaca, pero mi éxtasis y lujuria aumentaban desenfrenadamente, subía el termómetro quemando mi piel, chamuscando mis poros que se transformaban ante aquel cálido aroma, mi placer aumentaba cuando te ibas, dejando en mi un desasosiego incontrolable, que me incitaba a correr  para sumergirme en tus prendas íntimas, sentirte en mi cuerpo y en mi mente, experimentando un placer interminable que corría por mis venas haciéndolas azules como el firmamento, llevándome a un final apoteósico, a un nirvana nunca antes percibido, pasaban las horas, los días, las semanas y los meses, yo me adentraba en ese paroxismo de deseos, anhelos y pensamientos de un ideal sexual que yo necesitaba poseer, pero a la vez respetaba y consentía; opte por transitar el camino del olvido y sufría y te deseaba en silencio, padeciendo las penurias de un condenado al patíbulo.
Por fin ocurrió algo si y no deseado, pero que calmo hasta cierto punto mi zozobra y mi silencio, te fuiste por un tiempo, donde tenía noticias tuyas que me llegaban por otras voces conocidas y no muy conocidas, que trastornaban mis sentidos por la intensidad y maledicencia de las mismas, sufría en silencio por esa debacle de tu comportamiento, ese cambio brusco en tu personalidad exótica, pero no dejaba salir mi voz para nada, porque no quería opinar sobre tu decisión.
Ahora vuelves hecha mujer y mis sufrimientos han adquirido y recuperado su intranquilidad, tu fragancia ha cambiado algo, ahora es más penetrante y llega con mayor intensidad a mi cerebro, vuelven otra vez mis emociones a solas con tu ropa interior y mi fluido brota a la luz y al aire nocturno con mucha más intensidad, es una completa locura, que estés tan cerca y a la vez tan lejos, estas a mi lado y a su vez en otro planeta, mentalmente te toco, te beso, te abrazo, te hago mía y despierto solo con mis pensamientos que ahora se mezclan con los del pasado duplicando mis deseos.
Te veo esplendorosa, enigmática, misteriosa con muchos secretos guardados en el cofre de tu alma con ansias de compartirlos con tu otro yo y quiero descubrirlos para aminorar tu carga, te conocí hace una eternidad, pero aun ocultas muchos misterios, busco tu mirada para profundizar en ella y descubrirlos, mas solo veo un torrente de lágrimas presas en tu retina sin poder humedecer tus mejillas, quiero que broten para tener el motivo de secarlas y acariciar tu rostro con mis dedos, sentir tu tersa piel y tocar tus labios que exigen ser acariciados, besados y unirlos a los míos, el reloj sigue su tic tac, sin detenerse y continuo con mi pasión, viendo cómo crece sin control, las flores siguen siendo admiradas por su belleza, las aves continúan en desbandada con su alegre canto y yo aún continuo a la expectativa de consumar mis aspiraciones, esperando con angustia que sean reciprocas y den rienda suelta a esa pasión desbocada que hace de dos almas una fusión única, efervescente, desbocada, ardorosa, y entusiástica.   Miguel Correa.

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