Anoche tuve un sueño extraño, no sé si premonitorio, pero hay bastante material para pensar y analizar. Me desplazaba en el metro cuando recibí una llamada, mientras buscaba el teléfono repico cinco veces, me bajé en una estación con suficiente ventilación al exterior y atendí la llamada, era mi madre que estaba al otro lado de la línea, después de los clásicos saludos que se realizan entre madre e hijo, me reclamo que yo tenía demasiado tiempo que no la visitaba y que me quería ver. Le prometí que iría inmediatamente y colgué, después de pensarlo entre de nuevo al metro y me dirigí hacia la línea que va hasta el sector Caricuao, específicamente el sector UD-4, que es donde vivía mi madre, después de una larga espera llego el metro, en el había una gran cantidad de personas, unas sentadas, otras paradas y hasta muchas recostadas en el piso y algunas durmiendo, era un total caos.
Después de rodar bastante y realizar varias paradas en las cuales duro un tiempo excesivo en cada una, por fin llegamos a la estación Zoológico, que está al frente de la entrada al sector UD-4, como pude me bajé en dicha estación y estaba esperando el transporte para subir al lugar de destino cuando alguien me pregunto ¿Amigo que hace aquí y hacia dónde va? Le respondí que hacia la UD-4, él me dijo para la UD-4 no hay vehículos que suban, lo mejor es subir caminando; me extraño eso y me dispuse a subir, mi gran sorpresa fue que no había paso de vehículos, la carretera había desaparecido y todo estaba lleno de escombros, busque un sitio por donde subir y de repente escuche la risa de dos personas que bajaban por una escalera, un lápiz venia bajando hacia mí y se paró frente a mis pies, al comienzo de la escalera, pensé debe pertenecer a las personas que escuche riendo, lo agarre y comencé mi subida, me topé con las personas que reían, les pregunte si el lápiz era de ellos y me respondieron que no, opte por guardarlo en mi bolsillo y les hice otra pregunta que ¿Cómo llegaba a la penúltima terraza, que era donde vivía mi madre? Solo me contestaron: ¡Tiene que seguir subiendo hasta que llegue ¡Y rieron a carcajadas!
Seguí por las escaleras que se iba estrechando y haciendo complicada la subida, en ese momento escuche que alguien me decía no siga subiendo por allí que se la va a acabar la vía y tendrá que parar, continúe por este lado y que tenga suerte, le di las gracias, subí por donde me indico y en verdad la cosa se estaba poniendo difícil, cuando por fin llegue me encontré con la primera terraza, pero todo eran escombros, los edificios estaban casi desolados y mucha gente hablaba, comía y dormía a las puertas de los edificios, hable con aquella gente y volví a preguntar que como llegaba a la penúltima terraza, se veían y reían entre sí, pero respondieron con voz entrecortada, siga por este camino, lleve suficiente agua y fortaleza para que pueda llegar, recordé que en el bolso llevaba agua y dos pedazos de pan relleno con queso, cuando me disponía a subir vi un vehículo que se acercaba con un solo asiento y sin puertas, le pregunte a mi interlocutor que, por que carreteras transitaba aquel vehículo y si no podía subir en él, me respondió que no, porque al llegar a su casa solo quedaba la montaña, eso me sorprendió y volví a preguntar, bueno ¿Y de dónde saca la gasolina para transitar? Me respondió: Antonio fabrica una gasolina mineral que saca de un árbol que está en el jardín de su casa, él lo llama “Pretexto”, todos los demás usan burros para desplazarse, pero en sus propias terrazas ya que no hay paso entre ellas.
Me adentre por el sitio indicado, note con desagrado que era la entrada de una cueva donde solo había una pequeña escalera de piedras salientes en la montaña muy estrecha por donde cabía una sola persona y a duras penas, después de subir por aquella cueva y con bastante esfuerzo llegue a la segunda terraza, en ella solo encontré dos edificios y una sola persona que le colgaba un letrero en el pecho que decía siga la flecha por aquí y así llegara a su destino, el hombre en cuestión no hablaba, solo hacia señas al letrero como si fuese un zombi, cuando entre a la segunda cueva note que la subida era terrible, habían cuerdas en forma de poleas que cuando las halabas te ayudaban a subir, mas no podías bajar porque estas cuerdas solo iban hacia arriba, cuando terminaban las cuerdas tenías que escalar abriendo huecos con las manos en la montaña para poder colocar manos y pies y seguir subiendo, llegue a un sitio donde tome un descanso para poder continuar mi travesía, busque en la cueva la abertura que me llevaría a la tercera terraza, después de horas buscando vi una claridad que se esparcía por la cueva y vi con asombro que a lo lejos se mostraba un cielo hermoso, tome suficiente aire hice unos ejercicios de calentamiento y me dispuse a seguir mi camino, pero este era más escabroso, estrecho y no había cuerdas que ayudaran a subir.
Pase horas interminables escalando para llegar a mi destino, la tercera terraza y así ver y hablar con mi madre, ya había perdido las uñas en el terrible y doloroso intento de subir y llegar al destino indicado, hubo un momento en que casi caí al vacío, pero haciendo un esfuerzo sobrehumano continúe mi ascenso, al poco rato escuche unas voces que decían: hace mucho tiempo que nadie llega hasta aquí, aquello me alegro y me dio fuerzas para llegar, ya me faltaban tres metros para sentir el aire en la terraza, cuando al fin salí, vi que once personas rodeaban la salida en círculo y había una silla vacía, me aplaudieron, gritaban ¡bravo¡ y me decían esta silla es para usted lo estábamos esperando, se abrazaban y me abrazaban, después de los saludos y felicitaciones, note que no tenía el bolso, lo había perdido en la subida, en el bolsillo izquierdo la botella con agua estaba vacía, ellos me dieron una cerveza para matar la sed, cuando recupere las fuerzas les pregunte, creo que después de quedarme un rato dormido en la silla, ¿Amigos que paso con este sitio que esta tan destruido y desolado? Su respuesta fue: “la destrucción se debe a nuestras propias acciones”, que fueron tan desacertadas que no nos dimos cuenta que eran malas acciones y cuando al fin lo notamos ya el daño estaba hecho, ahora estamos aquí sin poder bajar, porque no hay retorno, amigo eso lo note subiendo que no se puede bajar y ustedes han buscado la forma de salir de aquí hacia la civilización, el nuevo amigo me respondió que ellos se habían adaptado a esta forma de vida, sembraban para tener alimentos y compartían todo, realizaban unas comilonas donde todos participaban, preparando los alimentos y cocinando, cuando ya estaba todo listo se sentaban en cualquier sitio para degustarlos, luego tomaban jugos exclusivos preparados por ellos que los mantenían en un estado óptimo de salud.
Después de comer y tomar todo lo que me ofrecieron les pregunte si podía haber una forma de salir de allí, me respondieron que solo se podía continuar escalando por la montaña, llegar a la cima y luego bajar hacia el otro lado, donde ellos a veces escuchaban música a alto volumen, tiroteos, sirenas, aviones, explosiones y muchas cosas más, por lo tanto ellos se sentían felices donde estaban y no querían salir a otro lugar; me dormí y pensé que cuando despertara, visitaría a mi madre y luego seguiría subiendo hasta la cima, para continuar, en esta oportunidad para bajar a la normalidad y seguir con mi rutina, pero cuando desperté, me encontraba sentado en el metro y con muchas miradas sobre mi.
Miguel Correa.





Comentarios

  1. Verdad que es muy importante analizar nuestro comportamiento para no tener decepciones.

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  2. Muy bueno porque habla de lo que puede ocurrir cuando tomamos malas decisiones y también de la fuerza interna que podemos desarrollar para lograr las metas, me gusto mucho este sueño.

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  3. Este sueño habla de las metas propuestas y cumplidas, tambien del conformismo y las costumbres. Cuando nos trazamos metas debemos doblegar los obstaculos y cumplirlas.

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  4. Me gusto ese cuento ficticio, pero importante, habla de las metas, el coformismo y el deseo de avanzar, prosperar y lograr todo lo propuesto.

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  5. Tremendo sueño y muy premonitorio.

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  6. Eso es lo que se siente cuando se gana una competencia.

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