Si el señor Dios en verdad es el creador de todo y de todos, que le paso con el diseño humano, porque noto que no está conforme con su obra y no se preocupa por mejorar el diseño, permite que nos destruyamos entre sí sin mover un dedo para hallar la solución y las mejoras.

Había una vez un país donde sus habitantes disfrutaban de las variedades de artículos que tenían a la mano, para escoger el que pensaban era el mejor para satisfacer sus deseos , los periódicos nos informaban de las viejas y nuevas noticias, comprabas el noticiero que más te llamaba la atención: matutino, diurno o nocturno, noticias que te agradaban o molestaban, pero te mantenían al día con todos los acontecimientos, podíamos reír, estimular la mente con diferentes juegos, farándula o sucesos; había cines donde estrenaban las películas más famosas del momento y las observábamos con la boca repleta de cotufas, en los teatros se presentaban obras nacionales e internacionales, teníamos hasta 5 maratones internacionales en los que corrían personas de muchos países, los espectáculos musicales eran muy variados y para todos los gustos, los centros comerciales permanecían a diario en su máxima capacidad de clientes, actualmente los que asisten a ellos solo van a soñar mirando las vidrieras de las pocas tiendas que aún permanecen abiertas, las personas ahora caminan o se apilan como espinas en un puerco espín ya que el transporte es muy escaso, todos pelean por un solo alimento y lo obtiene el más avispado o el que ofrece más dinero como en una subasta, antes los médicos se peleaban por los pacientes que eran muchos, pero había suficientes médicos y las consultas, medicinas, tratamientos y operaciones eran asequibles, ahora no, todo está súper costoso y no hay casi médicos, como causa de esto la gente muere sin remedio.

Los políticos antiguos hablaban de progreso, tecnología de punta, inversiones, importación y exportación, algunos se preocupaban por mantener los anaqueles llenos para beneplácito de todos, los gobernantes de ese momento y sus opositores se unían para un bien común "El País", a los de ahora solo les importa mantenerse en el poder así el país se caiga a pedazos; las personas sobrevivían con los ojos puestos siempre en un mejor futuro, los de ahora miran exclusivamente hacia el pasado, con un presente y un futuro inciertos. Los vecinos de otros países nos ven como marionetas de un sistema caduco y muerto al nacer.

Nuestra educación era de las mejores del mundo actualmente ya no provoca estudiar porque si lo haces no te valdrá de nada, ya que no hay empresas donde ejercer lo estudiado y el salario es igual para todos seas o no profesional, cualquier persona que elija ser buhonero de miserias devenga un sueldo que es casi igual al de los políticos vendedores de utopías, todo se ha convertido en negocios de muerte y trueque de baratijas, donde el que tiene el producto más necesario es el que manda.

Este país otrora un paraíso, deseado por muchos ahora esta moribundo, sus habitantes no terminan de despertar del sueño prometido, al contrario se adentran en la estación REM,  ríen y se deleitan en la comedia de los bufones, que realizan sus mejores actuaciones para satisfacer el capricho de su rey, la carrera hacia el futuro quedo suspendida en el limbo de los tiempos y la meta se extravió de las mentes de los corredores, el fanatismo político-religioso va ganando terreno convirtiendo en hilos macabros de una gran tela a los anteriormente inocentes protagonistas de un país prospero, cuando los habitantes del mismo violan el descanso de los difuntos para apoderarse de los huesos, este se convierte en un sitio funesto y macabro.

Es la supervivencia del más fuerte o la venta de tu alma por el sustento diario, la pequeña solución de un problema momentáneo que no te da una paz duradera; esto esté generando un deterioro físico y mental, las apariencias han mutado, entramos en una dimensión desconocida que cada minuto, cada segundo nos hace formar parte de la rueda de un destino invisible y utópico, donde todos pasamos a engrosar las filas de una familia de zamuros que nos comemos los ojos y las palabras entre sí, donde las ideas y pensamientos son alimento para el infierno.

Miguel Correa.