Una de las
frases más famosas de Heráclito: “Todo fluye, nada permanece”. Realmente desde
la hora de nuestro nacimiento, todo va sufriendo un cambio: nuestras visiones
de las cosas se van haciendo más nítidas, nuestro entendimiento se va
desarrollando, ampliando y avanzando hacia otras latitudes, nuestro
comportamiento se va agilizando, moldeando y controlando, aprendemos muchos
usos de nuestra mente y cuerpo, vamos adquiriendo, estabilizando y estimulando
sentimientos internos y externos, que vienen con nuestra personalidad única o
también que nos son enseñados por agentes externos como padres, hermanos,
familiares y amistades.
Nuestro
carácter, actitudes y aptitudes adquieren un matiz de mucha importancia, para
nosotros y nuestro entorno humano, es un proceso auspicioso que bien
planificado nos lleva a un gran futuro, lo notable son los cambios que ocurren
en este ciclo continuo de aprendizaje que puede ser muy satisfactorio si
estamos atentos a las claves que vamos descubriendo en el camino, como este
fluir y sus claves están siempre presentes en toda la naturaleza, debemos
mantener los sentidos bien despiertos para descubrir y alimentarse de estas
enseñanzas.
Kant
afirmaba que: “Toda la razón tanto teórica como practica dependía de: ¿Qué
puedo saber?, ¿Qué debo hacer? Y ¿Qué puedo esperar?
Con el
desarrollo amplio de todos los factores que comprenden: la personalidad, la
ética, la moral, las aptitudes y las actitudes se va expandiendo y fluyendo lo
que llamamos el libre albedrío, que no es más que las convicciones propias que
tenemos y mantenemos a lo largo de nuestro tiempo de vida, las mismas pueden
desarrollarse ampliamente y fluir hacia conceptos más profundos, o ser
influenciadas y modificadas por causas externas que permitimos sean parte de
nuestro entorno. En diferentes etapas de nuestro crecimiento las influencias
externas van fluyendo en nuestro intelecto modificando las creencias que ya
tenemos establecidas, haciendo cambiar nuestra actitud, dos etapas importantes
donde se producen estos cambios son: en nuestra niñez gracias al amor de
nuestra madre y su voluntad en hacernos hombres de bien y la otra etapa es
cuando estamos enamorados, en este momento las influencias fluyen con mayor
intensidad y pueden cambiar nuestro libre arbitrio a conveniencia propia o
ajena. De acuerdo a esto se puede notar que la libertad es condicional y
variable ya que depende de las circunstancias.
En el caso
de las parejas el libre arbitrio pasa de ser individual a convertirse en
arbitrio compartido, perdiendo su libertad plena por muchos factores nuevos y
se convierte en una sociedad de dos y en un futuro al haber descendientes crece
la sociedad convirtiéndose en un albedrío supra compartido, lo mismo ocurre en
las grandes sociedades como las políticas y las religiosas el albedrío es algo
colectivo, en este punto la libertad, las ideas, los pensamientos, las causas y
las consecuencias dejan de ser únicas para formar parte de un patrón que
condiciona nuestros valores como seres humanos.
Miguel Correa.
El libre albedrío siempre va a ser un dilema.
ResponderEliminarEl libre albedrío siempre genera polémicas.
ResponderEliminarAsí es Norma.
EliminarEsta es una gran verdad el libre albedrio cuando se comparte trae polemicas que muchas veces generan en problemas, todo porque nadie quiere ceder la razon al otro o los otros, debido a nuestra individualidad y que somos unicos, creemos siempre ser dueños de la verdad verdadera.
ResponderEliminarSi siempre sucede así.
EliminarEl libre albedrío es necesario para poder desarrollar nuestra personalidad, pero debe estar bien definido, para evitar problemas.
ResponderEliminarAsí es Norma.
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