Entramos, pasamos y continuamos en la competencia de la vida por obtener el premio mayor, el que nos brinde los mayores y mejores beneficios, competimos con la visión centrada en la o las metas, aunque según estadísticas hechas por muchos personajes: “no se consigue siempre lo que se quiere, es complicado que tengamos todo”, pero lo más importante es luchar hasta el cansancio para cambiar todo a nuestro favor y hacer que todas las metas se cumplan, con convicción, motivación y optimismo; mantener la dirección y los ojos en el camino real es vital, en nuestro cerebro deben grabarse y nutrirse a diario los propósitos y objetivos a corto, mediano o largo plazo, se pueden llevar de esta forma perseverando, alcanzando y cumpliendo pequeños retos hasta llegar a los mayores, los que van a brindar mayor satisfacción y placer; muchas personas alegan que propósitos y metas tienen significados diferentes, pero pienso que se pueden emplear de la misma forma, le damos a lo que queremos lograr el nombre que nos agrade, siempre que sean deseos cumplidos, pero estos deseos se pueden renovar y mejorar; puedo llegar a una meta específica, está bien, este puede ser el final porque ya logre lo que quería, pero podemos renovarla o cambiarla, un ejemplo compre un vehículo me siento bien, pero quiero comprar uno mejor, esta ya es otra meta mejorada y renovada, pero se mantiene el mismo deseo del vehículo
Las metas se originan de las necesidades que se nos presentan en la vida y el anhelo de satisfacer las mismas, cuando llegamos a su culminación nos sentimos orgullosos, la adrenalina fluye con mayor velocidad, las palpitaciones aumentan, el sudor se hace más profuso y cada vez que recordamos ese momento se reviven los síntomas; algo muy importante para lograr las metas o propósitos: tener unos buenos padres orientadores y positivos que desde nuestra niñez nos guíen, apartar a la gente negativa y maligna, ser sordo a los refranes maliciosos y sarcásticos, confiar en nuestras capacidades que si las estimulamos son infinitas e inacabables, mantenerlas y alimentarlas a diario en nuestra mente, ser agradecidos y sobretodo luchar hasta el cansancio por cumplirlas.
Cuando ya tenemos ese gran premio en nuestras manos, en nuestro poder, seremos los más dichosos y afortunados, con sus flamantes metas o propósitos cumplidos.
Miguel Correa.

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