Experiencia, una palabra con un significado profundo y con bastante amplitud de hechos con sus implícitas causas y sus explicitas consecuencias; muchos la igualan a sabiduría, pero ambas son de contexto diferente, solo están enlazadas como un padre con su hijo, una es causa -la experiencia- y la otra es consecuencia -la sabiduría-.

La experiencia ya sea buena o mala te da sabiduría, hay un dicho popular que reza así: "Más vale el viejo por sabio que por diablo", ahora bien si la madurez te da amplia sabiduría en base a tus experiencias, porque siendo tan sabios nos dejamos engañar tan fácilmente por un orador político o un pastor religioso; quiere decir que las experiencias y sabiduría de aquellos es más poderosa que la nuestra, o que nuestra ignorancia es tan dramática que siempre caemos en las trampas bien elaboradas, o es que unas mentes son más ágiles que otras, o simplemente nos dejamos engañar por complacencia y comodidad, para conseguir todo: sin esfuerzo, por flojera o en última instancia por desnutrición mental.

Si hemos vivido situaciones peligrosas, como es que seguimos paralizados ante la misma pared sin lograr rebasarla y quitarla de nuestros pasos para así tener ante nuestros ojos un camino amplio lleno de felicidad y progreso en todos los sentidos.

Un gran error en el que incurren la mayoría de los pueblos del mundo es que no transfieren sus experiencias, conocimientos y sabiduría a las nuevas generaciones que se van formando y por negligencia y desconocimiento de hechos, estas generaciones van cayendo en los mismos errores del pasado.

Si nos paramos un rato en una colina y miramos hacia la profundidad del horizonte, notamos que el borde está a varias millas de distancia de nuestro punto de apoyo; o si nos paramos en cualquier playa del mundo y miramos al infinito, vemos que está demasiado lejos, ahora si cambiamos la temática y miramos al comienzo de nuestras vidas notamos que también está a varios años de distancia; crecimos, nos desarrollamos, formamos nuevas familias, procreamos otros seres humanos y hemos estado viendo su desarrollo a lo largo de nuestra vida, que la misma se ha ido mezclando con la de ellos y hasta cierto punto ha sido diferente, con otras connotaciones, dichas y vicisitudes; con esto quiero decir que ha pasado bastante tiempo y si lo analizamos con detenimiento, nos damos cuenta que ha sido una larga vida, que si nos paráramos un momento a reflexionar como fue, entenderíamos y comprenderíamos cuales fueron los momentos buenos y los momentos malos, así seriamos más conscientes de las situaciones actuales y trataríamos o no dejaríamos que nuestros hijos pasaran por iguales momentos malos o peores; nuestra labor como padres es hacer lo más feliz posible la vida de nuestros hijos, tratando siempre de mejorarla en todos los aspectos, hasta que ellos con su personalidad e idiosincrasia logren hacer de sus vidas un cumulo de virtudes, que les sirvan para ir mejorando cada día más, dentro de lo posible y lo imposible.

Por lo tanto, es sumamente maquiavélico que unos gobernantes quieran hacer de una vida esplendorosa, una amalgama de conflictos que dañan la mente en unión con el cuerpo, de estas generaciones presentes y las futuras, solo por un capricho insano de poder y más poder, o que unos pastores religiosos duerman las neuronas de nuestros hijos, convirtiéndolos en hilos de una gran telaraña que convierte sus sueños en un futuro mediocre e inhóspito.

Miguel Correa.