Cuando llega la noche se encienden las luces, por medio de bombillos, todas las casas, edificios, barrios, ciudades activan esas luces; unas son más intensas que otras, algunas se apagan y vuelven a encender por algún desperfecto o porque están a punto de terminar con su función de alumbrar, otras se apagan de repente y no vuelven a encender, a dar su brillo, a alumbrar los aposentos, muchos vienen malos y no encienden nunca; esto ocurre igual en todos los países.

Si lo notamos así mismo es la vida humana y animal, hasta las plantas tienen sensibilidad y vida propia, al nacer del vientre materno, es como esos bombillos, que alumbran de diferente manera, unos tienen vida intensa, muchos vienen enfermos o adquieren las enfermedades a lo largo de sus vidas, otros nacen muertos, algunos dejan de vivir de pronto y otros duran cierta cantidad de años pasando por buenos y malos momentos hasta terminar un ciclo.

La diferencia entre los bombillos, la flora, la fauna y nosotros es la inteligencia y la capacidad de tener una buena vida, con todo lo necesario para que así sea, sabemos que, en algunos momentos de esa vida, hay problemas de todo tipo, pero está en nosotros evitar que crezcan y se reproduzcan.

Debemos evitar que alguien nos oscurezca esa luz, empleando nuestra inteligencia para ello y uniendo nuestras fuerzas para que así sea y explotando nuestras capacidades para hacer del mundo el mejor sitio para vivir.

En el budismo, siempre ha existido la duda como principal elemento de religión, la duda te hace profundizar en tus creencias y en la verdad como tal, la duda limpia la mente de ilusiones, puede ser como Santo Tomas “hay que ver para creer”, o sea estar seguro de en qué crees, si es real, cierto o inventado; importa tu capacidad de análisis para llegar a un fin.

En el judaísmo, cristianismo y el islam, importa es la creencia y la fe en dioses poderosos, castigadores, omniscientes, omnipotentes y absolutos, del judaísmo se derivan el cristianismo y el islam, los judíos predican que su dios creo el universo y los eligió a ellos como su pueblo preferido para entregarle las leyes del mundo, como se ve no importa lo que tu creas, sino lo que está establecido como religión base; la duda, el escepticismo, el cuestionamiento y hasta las preguntas con sentido son considerados herejías y pecados que deben ser castigados, no tienes libertad de pensamientos propios, solo debes creer en lo ya establecido.

Como vemos la gran mayoría de las religiones están basadas en un mismo patrón que no te permite desviarte de sus mandatos y leyes, alienan y esclavizan tu mente, te convierten en un modelo que pueden vestir a su antojo, te bloquean tu mente y no te dejan mirar para los lados y como siempre existen comparaciones totales entre religión y política, porque los políticos son una copia de los religiosos y así sucesivamente, su comportamiento es el mismo la destrucción de cuerpos y mentes.

Si nos mantenemos en unas creencias pre-establecidas, sin ni siquiera tener la valentía de preguntarse será verdad, continuaremos siendo seres sometidos a la voluntad de otros que se aprovechan de nuestra ingenuidad para hacer fortuna.

Cuando investigamos llegamos a conclusiones sobre nosotros, la naturaleza y el mundo; es altamente satisfactorio cuando llegamos a estas metas por voluntad propia.

Todos los pensamientos, las ideas, el comportamiento, las preguntas y las respuestas que hago, las creencias, mi personalidad y la mente que crea, analiza y saca conjeturas, me pertenecen, son de mi entera exclusividad, más nadie es dueño de ese gran total, nadie puede cambiarlas sino se lo permito, nacieron y se desarrollaron conmigo, me han sido fieles, me han acompañado toda mi vida, algunas se han mantenido otras han evolucionado profundamente, pero se mantienen unidas a mí al igual que estaba yo unido al vientre de mi madre por medio del cordón umbilical. Miguel Correa.