Líderes Religiosos Del Mundo Y Sus Enseñanzas

Moisés: Fue abandonado al nacer y por suerte o por designio del destino, su cuerpecito fue a parar al jardín de la princesa egipcia que lo crio como un hijo y hermano menor del futuro rey de Egipto, con el tiempo Moisés descubrió la verdad de su nacimiento y se dedicó a liberar a su pueblo judío esclavizado por los egipcios; es el profeta más importante en el judaísmo, también es un profeta importante en el cristianismo, el islam y el bahaísmo y otras religiones abrahmánicas,  era descendiente de Leví, transmitió la Ley al pueblo hebreo y sentó las bases para el sacerdocio y el culto israelita, la tradición judeocristiana atribuye a Moisés la autoría de los cinco primeros libros bíblicos (Pentateuco). Moisés fue hijo de Amram (quien era miembro de la tribu de Leví y descendía de Jacob) y su esposa, Iojebed / Jocabed Moisés tuvo una hermana siete años mayor que él, Miriam, y un hermano tres años mayor que él, Aarón, Según el Libro de Génesis, el padre de Amram, Coat, llegó a Egipto junto con setenta miembros del grupo de descendientes de Jacob, por lo que Moisés era parte de la segunda generación de israelitas nacidos en Egipto, ​Fue predicando las buenas nuevas hasta que llegado el momento pudo después de tantas suplicas y milagros realizados en contra de los egipcios, su hermano el rey lo libero y con él a su pueblo; se mantuvo por 40 años deambulando por el desierto, tiempo en el cual se ganó muchos enemigos que no estaban de acuerdo con su prédica y la manera de hacer las cosas, ocurrieron varios conatos de protesta, las cuales supo dominar con la ayuda de su denominado Dios. Fue un líder carismático que no fue muy bien comprendido, todos se preguntaban dónde estaba el prometido paraíso y cuando seria el momento de llegar a él. Moisés murió en el desierto después de supuestamente llegar a la tierra prometida, dejando a su pueblo las llamadas Tablas De La Ley con diez mandatos de obediencia para el mundo los cuales nadie lleva al pie de la letra, ni acata en un 100%; la gran mayoría los ven como un símbolo escrito en un papel que se puede obedecer cuando es útil a nuestra prosperidad así vaya en perjuicio de los demás; los políticos y religiosos los hacen obedecer cuando son necesarios a sus objetivos de poder; el juez te castiga cuando cometes algún delito contrario a ellos o te premia cuando es beneficioso para él, en fin cada quien los amolda a su personalidad.
Buda: Una creencia muy extendida en la época de Buda era que el individuo liberaba el espíritu debilitando la prisión de la carne, así pues, durante los seis años siguientes, Siddharta se dedicó a la práctica de una austeridad religiosa extrema, no llevaba ropa alguna, no se lavaba, ayunaba, y velaba durante períodos cada vez más largos. Y dijo: “Todos mis miembros se asemejaban a los nudos de una enredadera marchita, las nalgas parecían las patas de un novillo, el espinazo me sobresalía como una hilera de ovillos, las delgadas costillas, como vigas estrafalarias de un cobertizo destartalado, los ojos se hundían en las cuencas, y las pupilas me brillaban como el agua de un pozo profundo, el cuero cabelludo se me volvió como una calabaza verde que se arruga y encoge con el aire tórrido, cuando quería cogerme la piel de la barriga, también me cogía la del espinazo, pues la una y el otro se tocaban, el vello se pudría de raíz y se me desprendía del cuerpo cuando me pasaba la mano por las extremidades”.
Célebre por la rigidez de su ascetismo, su fama se extendió rápidamente por todo el norte de la India y empezó a atraer a muchos seguidores; a pesar de ello, todavía no se sentía satisfecho; seis años después de dejar su hogar, se hallaba tan lejos de resolver las cuestiones fundamentales de la existencia como al principio de su búsqueda, al constatar que la austeridad no le había llevado a ninguna parte, y a pesar del gran renombre y reputación de santo asceta que se había ganado, Siddharta tuvo el valor moral de abandonar su trayectoria anterior, empezó a comer con moderación, y sus discípulos, escandalizados, le repudiaron.
Se encontraba completamente solo: la familia, el clan, la reputación, los seguidores, todos le habían abandonado, todos sus intentos por romper el velo de la ignorancia habían fracasado, estaba desolado y no sabía qué camino debía tomar, sólo estaba seguro de una cosa: jamás desistiría de su búsqueda, llegado a este punto, un recuerdo acudió a su mente: “Una vez, siendo bastante joven, cuando se hallaba sentado a la sombra de un manzano, observando cómo araba su padre, relajado por el ritmo lento y continuo de los bueyes y solazado al fresco de la sombra, se sumió espontáneamente en un estado de meditación profunda que quizá era el camino hacia la iluminación. En este estado de aguda soledad existencias, y con una determinación inamovible, cuenta la leyenda que Siddharta se sentó bajo un árbol y declaró lo siguiente: La carne puede marchitarse, la sangre puede secarse, pero yo no me levantaré hasta que alcance la iluminación”.
Permaneció sentado allí cuatro días y cuatro noches, meditando; la leyenda presenta un relato muy vivo de la lucha existencial que Siddharta libró, era el momento de su confrontación con Mara, el malvado, la personificación arquetípica de todo cuanto se interpone entre el hombre y la verdad (en este caso Mara son los malos pensamientos que se apoderan de tu mente, moldeándola a su antojo). Siddharta concluyo que, los seres cuyas vidas se habían basado en la bondad y la generosidad habían renacido en circunstancias felices, mientras que aquellos que habían vivido en el odio y la codicia volvían a nacer de forma inevitable en estados de sufrimiento.  Mediante la observación de tantas vidas descubrió que podía predecir el resultado de los actos humanos.  Quienes proporcionaban felicidad generaban a su vez estados de dicha para sí mismos; quienes causaban dolor Y separación se encontraban solos en un mundo hostil.  Se trataba de un hecho evidente, que, sin embargo, la gente ignoraba, pues estaba demasiado preocupada por nimiedades.
Siddharta identificó el paso del proceso en que se producía la corriente infinita de nacimiento y muerte, ambas eran consecuencia de la ambición, lo que conducía a los hombres de una vida a otra en un círculo de sufrimiento infinito, era su intenso afán de ser, al cesar este anhelo, también cesaban el nacimiento, la muerte y el sufrimiento.  Después de tal constatación, Siddharta ya no podía seguir creyendo que la ambición reportaba felicidad, pues había comprendido la existencia del vínculo entre el anhelo y el sufrimiento, semejante descubrimiento provocó un cambio espectacular en él, sus ambiciones desaparecieron; el nacimiento y la muerte se disolvieron.  La personalidad humana y limitada, «Siddharta», se evaporó, sólo quedaron una claridad luminosa y total, una perfecta comprensión, una libertad infinita y una creatividad sin límites. Tras aquella noche de mayo de luna llena, la madrugada trajo consigo la iluminación.  Siddharta Gautama se había convertido en Buda. Y la luna, como la sonrisa virginal de una doncella, iluminó el cielo, mientras sobre la tierra caía una lluvia de rocío y flores de dulce aroma.
Siddharta pasó varias semanas asimilando esta profunda experiencia, durante algún tiempo reflexionó sobre la posibilidad de dar a conocer su descubrimiento de la iluminación a los demás, pues había sido muy sutil; penetrar en dicho secreto requería tranquilidad y una gran concentración, y la gente estaba demasiado inmersa en sus fútiles deseos, en poseer y gastar; excesivamente atada a la familia, los amigos, la riqueza y la reputación. La leyenda cuenta que en ese momento se le apareció un ser celestial que le rogó que divulgara sus enseñanzas, pues existían personas en el mundo «con los ojos abiertos», ansiosas de saber.  Con el ojo de la imaginación, Buda contempló a todos los seres humanos y los vio como un gran lecho de flores de loto, algunas de las cuales aparecían hundidas en el fango, otras sacaban la cabeza a la superficie y el resto sobresalía del agua; estas últimas, aunque tenían las raíces en el lodo, emergían en busca de la luz, representaban a los seres que comprenderían su mensaje; Por lo tanto, Buda decidió enseñar.
Así estamos actualmente en el mundo, con la certeza de que estamos repitiendo siempre el mismo estado de cosas, cabe destacar que en todas las épocas; ha habido, hay y habrá gente buena y gente mala y ambas se influencian unas a otras; es un eterno ciclo. La diferencia radica en el control y cambio de nuestros pensamientos, la voluntad y entereza para realizar los propósitos y la certeza y convicción de que estamos en lo correcto y así ayudar a los demás a que logren lo mismo.
 Jesús: Trato siempre de que sus seguidores entendieran que él no venía en plan de guerra sino de convivencia con nuestros semejantes, pero todos ellos esperaban al salvador que los guiaría hacia el triunfo contra los odiados romanos, que el seria el salvador de almas que los llevaría a la cumbre del poder en el mundo, que con un ejército celestial los encumbraría al triunfo ante sus odiados enemigos; pero Jesús vino a luchar contra los fantasmas internos que habitaban en la mente de cada uno de ellos, a luchar contra la corrupción existente, a cambiar la forma de pensar, actuar, luchar convivir, etc. , que ya era norma en aquel tiempo; quería cambiar la imagen de un Dios castigador, terrible y vengativo que tenían todo; el Dios del viejo testamento al cual todos le profesaban un miedo extraordinario. Predicaba que su reino no era de este mundo, que su patria era todo el mundo existente, que con: bondad, amabilidad, fe, carácter, fortaleza, confianza, perdón y amor se lograba mucho más que con odio, rencor, desidia, maledicencia, enemistad y maldad.
Tanto Moisés, como Buda y Jesús, en su deambular por los caminos, intentaban que la gente viera las cosas con mayor claridad, compartían libremente su sabiduría adquirida a través de los años de sus aprendizajes, en atención a todos los seres vivos y ayudaban a los demás a emprender el camino hacia la penetración trascendental que ellos mismos habían alcanzado.
Según Buda hay cuatro verdades fundamentales: La Primera Verdad Fundamental identifica el problema, a saber, la existencia de dukkha o insatisfacción, como nunca nos sentimos satisfechos, avanzamos siempre en pos de la experiencia, buscamos la satisfacción en lo que es insatisfactorio de por sí, damos vueltas y más vueltas sin llegar a ninguna parte, la ganancia se convierte en pérdida, la felicidad cede paso a la tristeza; siempre creemos que la satisfacción completa se encuentra a la vuelta de la esquina y pensamos: «Si pudiera hacer esto o conseguir aquello, todo iría bien y al final sería feliz.» Sin embargo, la realidad nunca es tal como la imaginamos.  La rueda sigue girando sin parar.
La Segunda Verdad Fundamental afirma que la causa del dukkha reside en la codicia, nunca estamos satisfechos debido a que somos codiciosos por naturaleza, no importa lo que obtengamos, ni la cantidad ni la calidad; siempre ambicionamos más, queremos otra cosa, o deseamos que cierta situación acabe; entre el deseo y su contrapartida, la aversión, se establece el perfil y los límites de la personalidad («yo soy la persona que conduce este coche o aquél, compra en este sitio y en aquél, vive en este o aquel barrio, lleva esta ropa o esa otra... »).  De este modo creamos nuestras frágiles identidades, pero la estructura resulta inestable, pues las cosas siempre cambian, la vida transcurre, y nos encontramos atrapados en un proceso inexorable de reconstrucción continua de nuestro yo; «me gusta eso, quiero aquello; no me gusta esto, no quiero aquello».  Y así una y otra vez. Éste es el problema humano de la «no iluminación», es decir, la insatisfacción infinita provocada por el deseo.
La Tercera Verdad Fundamental establece que, al cesar el deseo, también cesa la insatisfacción. Buda comprendió este hecho la noche de su iluminación, al constatar que toda la existencia, el círculo infinito de nacimiento y muerte, tiene su origen en un deseo insaciable, no pudo seguir fingiendo que la codicia le proporcionaría alguna vez la satisfacción final con que le tentaba, los lazos del anhelo se desvanecieron junto con todo aquello que le había limitado y cohibido: era libre.
La Cuarta Verdad Fundamental afirma que existe una senda que conduce a la eliminación del deseo: la Noble Senda Óctuple. Por lo tanto, la Noble Senda Óctuple consiste en la visión perfecta, la emoción perfecta, el discurso perfecto, la acción perfecta, la vida perfecta, el esfuerzo perfecto, la conciencia perfecta y el Sarandi perfecto.
 Aquí es donde entra a formar parte de nuestra existencia la etapa más difícil, la más anhelada, la que necesita el mayor esfuerzo para lograr, la meta de toda persona que estudia, analiza y concluye que para llegar a la iluminación se necesita tiempo, dedicación, corazón, alma y espíritu, pero si lo logramos al fin llega la paz.
Ambos sistemas religiosos se basan en una serie de principios que se pueden obedecer o no, mientras uno te dice que La visión perfecta revela que el mundo es un flujo constante de condiciones interconectadas, de tal modo que todos los seres vivos son interdependientes, las acciones hábiles, motivadas por la generosidad, la bondad y la comprensión, concuerdan con esta visión de la realidad de las cosas, conducen a profundizar en la experiencia de la realidad y a una reducción del egoísmo mezquino; las acciones inexpertas, motivadas por la codicia, el odio y el engaño, generan sufrimiento e incomunicación, nos apartan del resto de la vida y refuerzan el egoísmo doloroso y paralizante que las ha provocado; habla de acciones «hábiles», o positivas, y acciones «inexpertas», o negativas, determinadas por la calidad de los estados mentales que las originan. El otro sistema ético occidental judeocristiano que hemos heredado se concibe normalmente en términos de mandamientos, Dios dictó las reglas morales de la humanidad cuando Moisés subió al monte Sinaí y bajó con las Tablas de la Ley, que entregó a los hijos de Israel durante una imponente tormenta de rayos y truenos, por eso tendemos a considerar la ética como un conjunto de obligaciones morales impuestas por una autoridad superior externa; o sea es algo impuesto por medio de amenazas, las cuales te llevan a obedecer pensando en que si no lo haces vas a ser castigado con todo el peso de Dios, porque hacer lo contrario a estas normas impuestas es un pecado mortal y la acumulación de pecados te puede llevar al purgatorio y dependiendo de lo intenso de esos pecados iras al terminal que es el infierno, donde sufrirás castigos inimaginables y terribles.
Conclusión: somos ante todo seres humanos, con la capacidad necesaria para analizar y sacar conclusiones propias sobre los diferentes temas que influyen y ejercen cambios buenos y malos en nuestras vidas; a medida que va transcurriendo la misma vamos adquiriendo conocimientos a medias o completos que nos son comunicados por otras personas, que leemos en libros antiguos o modernos, también adquirimos sabiduría por cuenta propia y esta es la más importante, ya que es producto de nuestro análisis, de nuestra capacidad pensante que aunada a nuestra personalidad nos da una teoría propia que, puede ser parecida a las ya existentes o ser una nueva teoría, la cual podemos profesar, hacerla nuestra y defenderla en todos los ámbitos de la vida diaria; para eso tenemos: libertad de pensamientos y libertad de expresión sin necesidad de caer en esclavitudes impuestas que lo que pretenden es opacar tu personalidad y someterte como marionetas a una forma de vida maligna y destructiva.

Comentarios

  1. Wow, tremendos conocimientos, que son tan ciertos, siempre pensamos en la mente de otros, sin darnos cuenta si son reales o no y creemos en ellos ciegamente, lo que nos produce en su mayoria puras decepciones y frustraciones, por eso te doy la razon hay que pensar y deducir sin aceptar las malas influencias.

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  2. Claro para eso tenemos Neuronas que son millones de diminutos puntitos, donde se producen las ideas, pensamientos, proyectos, teorías, cosas buenas y malas también; esas mismas neuronas se unen en un engranaje comunicativo que va enviando ordenes a todo el cuerpo, se encargan de producir sentimientos hacia nuestro mundo interno y al mundo externo, somos capaces de procrear otra vida que viene con igual presentación que nosotros o de inferior o superior calidad. ¿ Entonces si tenemos tanto poder para hacer tantas cosas por que a veces la flojera mental nos hace indiferentes a ese poder y creemos que los demás son superiores, solo porque tienen una mejor verborrea y debido a eso somos producto del engaño? Hay que ser mas objetivos y precisos y darle trabajo a esas neuronas para que piensen correctamente.

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  3. La biblia nos presenta muchas enseñanzas en la cual muchas son parecidas a las nuestra. Con la diferencia que en aquellos tiempos parecían ser mas difíciles que en los de ahora. Pero quiero decirte que para Dios no hay nada imposible. Muchas personas buscan la religiosidad. Cuando verdaderamente tenemos un Dios grande y poderoso que desea bendecirnos lo único que necesitamos es una relación de comunicación como cualquier persona que empiezan a conocerse. Activa tu fe y creele a Dios el único que hace de lo imposible vlo posible!

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  4. Yo quiero sacarme una espinilla en la espalda, Dios tendrá la solución a una cosa tan sencilla.

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  5. Los tres grandes profetas por excelencia.

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