“Un día en el infierno “
Recuerdo que iba sin rumbo fijo caminando
por una calle estrecha de una pequeña ciudad, oyendo el penetrante silbido de
los carros al pasar a mi lado, cuando al llegar a la esquina vi una multitud
corriendo en estampida, me quedé allí parado queriendo penetrar la pared a mi
espalda sin saber qué hacer, fui empujado hacia una gran puerta que abrió sus
alas a izquierda y derecha.
Al yo entrar a aquel lugar quedé como alelado,
por lo que vi y comencé a caminar, vi gente arrodillada implorando a la pared
con sus caras demacradas y llorando sin cesar, otras estaban paradas con los
cuerpos cansados pidiendo por favor la salvación de sus almas.
Al pasar por una entrada oí una conversación
en la que una mujer le decía a un hombre que ella era casada y tenía doce
hijos, pero que había pecado, el hombre le pregunto que cual era el pecado y
ella respondió: padre al lado de mi casa vive un caballero que ha ido a mi casa
doce veces y ha amanecido en mi cama, estoy muy arrepentida y deseo reparar el
daño que le he hecho a mi querido esposo y el padre le contesto: tienes una
gran penitencia que cumplir, ven a visitarme el sábado por la noche y te diré
que hacer.
Seguí con mi deambular y vi a un hombre
elegante con aires de gran señor arrodillado ante una cruz pidiendo un poco de
dolor y sufrimiento para alegrar los últimos días de su vida.
Me pare ante otra entrada majestuosa solo
por curiosidad y un hombre narraba a otro padre tengo tres años viviendo con mi
hermana en un lecho conyugal, sé que esto es pecado y me vengo a confesar, el
otro respondió sal corriendo de aquí entra al primer bar, tomate un vaso de
whisky y después vienes a rezar siete padrenuestros, siete avemarías y me traes
a tu hermana que yo le quiero hablar.
Y seguí mi caminata por aquel triste lugar,
vi a un hombre abrazado a una estatua sonriente, matizaba en su rostro un hondo
pesar llorando y vociferando, preste oídos a su suplica, podía escuchar la
vibración de sus latidos; de repente grito a la estatua: querido santo de mi
alma aquí te traigo una vela, una placa de oro y una larga oración, a cambio te
pido un favor que solo tú me puedes conceder, tengo 35 años y no he probado
mujer ayúdame a conseguir una y te estaré agradecido, te prometo que siempre
vendré a rezar.
Había mucha gente disfrazada como en un gran
carnaval dando pasos cruzados y tambaleantes, girando y chocando entre sí, clamando
a gritos, con gran desesperación, por un poco de pan para mitigar el hambre que
salía por sus ojos; otros más veteranos con cara de satisfacción pasaban la
cesta de la limosna pidiéndole a todos los presentes su dinero para guardar.
De pronto como de la nada apareció un señor
trajeado de negro, un reloj y una cadena ambos de oro, una corona de rubíes y
otras piedras preciosas de un valor infinito, adornando su estampa, un
guardaespaldas a cada lado y un gran libro rosado en la mano izquierda, allí
comenzó la locura colectiva, los aplausos, las oraciones y las suplicas.
El mago negro alzo la garra derecha y exigió
silencio, comenzó su prédica de frases incoherentes, que ni el mismo sabía cuál
era el significado, se las sabía de memoria, así lo habían enseñado, lo único
que se entendía fuerte y claro es que había que adorarlo, quererlo y amarlo, lo
otro era creo que latín.
Decía también: yo soy la luz y la verdad,
para que puedan salvar sus almas tienen que pagar su tributo, tengo caprichos,
necesidades, deseos, yo todo lo puedo, todo lo quiero, redimo al pecador y
salvo al que oye y ejecuta mi enseñanza, tienen que entregarme su sudor para
poder ser los escogidos y vivir benditos eternamente, subiendo a los cielos al
morir.
Yo estaba petrificado, sentía convulsiones,
la rabia corría por mis venas, de oír toda aquella sarta de mentiras que salían
de las fauces de aquel mal profeta que se erigía en dios, benefactor y salvador
de almas, pero incapaz de salvar la suya ya corrupta, e increpe a la multitud a
romper las barreras y buscar la verdad en ellos mismos.
Pero
nadie escuchaba me creían un loco más, opte por retar a aquel señor a que
hiciera uno de los tantos milagros que pregonaba su autoría, que se quitara su
careta para verle el rostro y por toda repuesta me insulto llamándome perjuro y
ángel del infierno.
La multitud se dejaba llevar como corderos y
pedían mi muerte, clamaban por la policía, me llamaban engendro del diablo, yo
les suplicaba por todos los medios que no se dejaran engañar por aquel
arúspice, que hurgaran en sus mentes y actuaran con personalidad propia, que
frotaran sus ojos y vieran la realidad, pero me tiraban trozos de velas y
blandían sus cruces.
Todo esto era aprovechado por un señor que
se ocupaba de sacar carteras, alguien lo vio y grito agarren a ese ladrón, pero
el hechicero dijo, dejen al ladrón que se vaya y ocupémonos de este loco que
blasfema y duda de mi poder, por mi parte yo lo excomulgo, ahora pueden hacer
con él lo que quieran, cúmplase amen.
La gente se me abalanzo gritándome satanás,
loco, perjuro te vamos a quemar, te vamos a crucificar, yo les decía, esperen,
reaccionen no vayan a hacer algo de lo cual se van a arrepentir y permanecerá
en sus conciencias, lo que quiero es que piensen, que vivan y actúen tal cual
les dicte su corazón y mente, no se dejen llevar por ídolos y estatuas
inanimadas, por falsos dioses.
Nadie me escucho, me golpearon, me
escupieron, destrozaron mis ropas, me patearon y pisotearon. Mi único pecado
decir lo que siento, nadie controlaba aquella turba enardecida sin freno,
entregada a defender intereses ajenos, aquello era un infierno, se que perdí el
conocimiento.
Al despertar después de tres días de agonía,
me encontraba en un cuarto de hospital con heridas en todo mi cuerpo y un gran
dolor en mi alma.
Ahora tengo la plena seguridad de que nací
bajo un mal signo, de que nadie hará nada bueno para que la vida sea mejor y de
que nadie se quitara su careta, porque es la que lo protege. Miguel Correa 1972
Wow! Es la pura realidad, lo que ocurre en cualquier ciudad del mundo.
ResponderEliminarSi es una situación común en las ciudades del mundo.
EliminarMiguel! La parte del pan me dejo impresionada es premonitoria de lo que iba a pasar y esta pasando aquí en nuestro pais, estoy en shock, no salgo de mi asombro.
ResponderEliminarSi yo también releyendo y publicando mis viejas escrituras, me doy cuenta que las palabras y dichos en muchas oportunidades se hacen realidad. Por eso hay que siempre: pensar, hablar y desear en positivo.
EliminarAquí en Venezuela todo nos recuerda a Cantinflas y sus cantinfladas, que es lo que estamos viendo. Como es posible que hasta un pastor evangélico se lance como candidato presidencial, esto va en contra de los preceptos religiosos y es una cantinflada.
ResponderEliminarSi amiga mia este es un pais bizarro, como el de la historia de Superman y lo mas insolito es que a la gran mayoria les divierte.
EliminarAqui en Venezuela se ven situaciones ineditas y entre ellas tenemos las cantinfladas que ocurren a diario, como el mas reciente. Como es posible que un pastor evangélico se lance como candidato a la presidencia, esto va en contra de todos los preceptos religiosos y atenta contra la fe de los creyentes.
ResponderEliminarSi amiga Norma una de las caracteristicas mas malignas de muchas personas es su facilidad para burlarse de los demas y aprovechar al maximo todas las situaciones provechosas. Lo unico que les interesa es el poder y buscan de obtenerlo a como de lugar, sin compasion alguna por sus semejantes.
EliminarQue novela tan mediocre con tan malos actores.
ResponderEliminarY nosotros que somos el publico estamos hartos de ver esta mala novela¡
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