Alquile también un robot
que se encargaría de las labores domésticas con solo enchufarlo a la corriente
y en una reunión aparte me comunicaron que también podía hacer sexo oral con
agregarle un chip y pagar algo más, total que zarpe bien preparado en busca de
un destino.
Al comienzo y todavía cerca
de tierra firme, el barco se mecía con furia y angustia, deduje que era producto
de los arrecifes de coral y la profundidad marina de la costa, continúe navegando
con ese espíritu aventurero que tenemos los humanos y el ansia de algo nuevo y
misterioso; ya la costa era un punto en el espacio que se confundía con las
estrellas, veía pasar sombras en el agua que imaginaba eran los peces amos del océano,
buscando su pronto alimento, palpe la cuerda en mi pie izquierdo para sentirme
seguro y todavía estaba sujeto a ella, afortunadamente.
Pasaron horas en las que no
mire el reloj, así perdí la noción del tiempo y a mi alrededor solo percibía el
vaivén de las aguas, solo el brillo lunar me traía a la realidad del sitio en
el que me encontraba, sentí un temblor en el estómago y baje a la cocina a
mitigar el hambre que intentaba salir por mi boca, cuando estuve satisfecho y
sin las punzadas estomacales subí a la cabina de control y note que la luna
estaba completamente llena y con una luz intensa que me hacía ver los otros
planetas y algunas personas que desde allí me saludaban, con cuatro manos y dos
cabezas en un solo cuerpo, no sentí miedo en absoluto ya que solo me indicaban
el camino y un rumbo que no aparecía en el mapa de navegación.
Me fui adentrando en ese
mar turbulento pero controlado, de pronto vi que se acercaba o yo me aproximaba
a una cortina blanca que se fue tragando el barco conmigo y el robot, pasaron
quince minutos de esa niebla al cabo de los cuales llegue a un puerto desconocido,
con suficientes árboles frutales, de frutas exóticas y de diferentes tamaños,
aves misteriosas, venados abundantes y otros animales que a simple vista no
identifique, lo que más sorpresa me causo fue encontrar frente a mí y en posición
de espera a seis jóvenes bellísimas completamente desnudas y postradas ante
otra joven de extraordinaria belleza, pero vestida con unos ropajes largos,
brillantes y acolchados, en su relumbrante cabellera una corona con diamantes
excesivamente brillantes y una sonrisa que me dejo deslumbrado y temblando de emoción.
Note que era un pueblo de
amazonas y la joven en cuestión era la reina de aquel lugar, al bajar a tierra
y con mi sexo en ebullición, me rodearon y tomándome por los brazos fui llevado
y empujado a los pies de esta diosa del olimpo; me interrogo en un idioma
extraño, pero lo increíble era que la entendía y ella a mí, al cabo de un rato
se presentaron otras amazonas trayendo varios caballos, en los que montamos,
quise traer mis pertenencias y no me dejaron arguyendo que no me harían falta,
solo pude amarrar el barco a unos troncos colocados para ello, dirigiéndonos
por un estrecho sendero vigilado por otras tantas amazonas.
Después de haber recorrido un
largo trecho desembocamos en un valle de una extraordinaria belleza, con unas
construcciones de madera pulida, tejas, grandes ventanales y rodeadas de
hermosos jardines repletos de flores, cuando apeamos de los caballos fui
despojado de mis ropas, por más que proteste no fui escuchado, sentía que mi
piel estaba completamente roja casi escarlata de la vergüenza.
Solo me acariciaban a
diestra y siniestra lo que me tenía sumamente excitado, por toda repuesta se reían
y murmuraban entre sí, cuando al fin entramos a la casa central que era el
palacio, en un gran aposento hecho de mármol con incrustaciones de oro y
cortinajes exóticos se encontraba en el centro del mismo la gran reina, pero
esta vez estaba desnuda, casi me caigo si no es porque me traían sujeto por
ambos lados, fui empujado al lecho de la reina una cama que ocupaba una cuarta
parte del salón.
En el centro la reina y a
su alrededor, botellones de vino, manzanas, peras, fresas, nísperos,
melocotones, en una gran escudilla había un líquido azul el cual la reina me ofreció,
era un licor de otro mundo que fue alterando mis más recónditos deseos y
alterando la gravedad, mi sexo experimento un tamaño descomunal o así lo creí y
apasionado y lujurioso le exprese a la reina cuanto la deseaba, dimos rienda
suelta a una pasión diabólica, nos fuimos entregando a un éxtasis galáctico que
hacia brotar espuma por los poros y consumamos lo más sagrado que existe entre
dos seres excitados en extremo.
Después de tanto amor y pasión
infinita, en la que mi sexo subía y bajaba llego el turno a las amazonas de
confianza de la reina, esto se fue convirtiendo en una batalla campal plena de
sexo espacial, todas contra mí y yo contra todas, luego permanecimos recostados
en el lecho satisfechos hasta que amaneció, paso casi un mes en el que todos
los días eran una sucesión del anterior con sus respectivas dosis de comida,
amor y sexo.
Pedí permiso a la reina para revisar
el barco, cuatro amazonas a una orden de la reina me llevaron al puerto y el barco
había sido lavado, reparado y pintado, esto me agrado y entre a revisarlo por
dentro, el robot se encontraba ya dispuesto para realizar sus labores
domésticas y otras no tanto; debido al esfuerzo realizado en estos días me quedé
dormido en un sillón y cuando desperté estaba en mi cama, en el puerto de La Guaira,
con unas colillas de mariguana en el cenicero; para tristeza y despecho mío me
di cuenta que todo había sido un sueño
Miguel Correa---------------------------------------Un Soñador.
Los sueños siempre son espectaculares, sobre todo cuando se hacen realidad.
ResponderEliminarClaro, es bueno tener sueños, gracias a ellos logramos objetivos.
ResponderEliminarMuchas personas han logrado sus objetivos gracias a que han mantenido sus sueños vigentes, los han sembrado y alimentado hasta que florecen.
ResponderEliminarSi eso es como un árbol, lo siembras, lo riegas, le das abono y el te da sus frutos.
ResponderEliminarTodos queremos vivir una experiencia tan espectacular y siempre soñamos que la vivimos.
ResponderEliminarSiiiiiiiiiii¡
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